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sábado, 4 de octubre de 2014

"FED UP" (SACIADOS) - la peli anti azúcar

mire el  trailer:
https://www.youtube.com/watch?v=aCUbvOwwfWM

De estreno en los cines estadounidenses, el documental "Saciados" (“Fed Up”) comenzó a desenterrar las raíces de la obesidad en la juventud norteamericana.

Dirigida por Stephanie Soechtig y narrada por Katie Couric, "Saciados" no tiene reparos en decirle a la audiencia cómo el azúcar y décadas de capitulación del gobierno respecto a la Gran Industria Alimentaria y sus grupos de presión, propiciaron una epidemia de exceso de peso.

Gran parte de "Saciados" examina el papel del exceso de azúcar en la obesidad, en el trastorno metabólico, y en la adicción a los alimentos, especialmente de los refrescos.

La película narra la lucha de los niños obesos que se hicieron adictos a la comida por la publicidad antiética, la ubicuidad de los ‘snacks’, padres permisivos (que también se ven con sobrepeso en la película), y ambientes adversos de las escuelas, pero por encima de todo, por un gobierno que cedió ante la Gran Industria Alimentaria.

La exposición de la película de la infiltración del dominio financiero de la Gran Industria Alimentaria en los comedores de las escuelas públicas, infestadas con comida chatarra, es asombrosa. El gobierno practica una complicidad similar al caso de la Gran Industria Tabacalera, según señala con precisión "Saciados", hasta que las estadísticas de muerte no pudieron ser ignoradas por más tiempo.

Uno de los muchos ejemplos de la capitulación ofrecidos en la película es la indiferencia del gobierno respecto al Informe McGovern de 1977. El informe advirtió sobre una epidemia de obesidad inminente y sugirió a la USDA revisar sus directrices y recomendar a la gente que coma menos alimentos de altos niveles de grasa y azúcar.

Las grandes industrias de alimentos, incluyendo las industrias de huevo y azúcar, que vieron amenazadas sus ganancias, demandaron que las directrices no incluyeran "comer menos" alimentos peligrosos, sino más bien "comer más alimentos bajos en grasa". Ganaron pese a la oposición del senador McGovern.

En el año 2006, la Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas (OMS) dio a conocer recomendaciones alimenticias similares, y el entonces Secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS), Tommy G. Thompson, voló a Ginebra, de acuerdo con el documental "Saciados", para amenazar a la OMS que si dichas directrices se mantenían en pie, Estados Unidos retiraría su apoyo financiero a la OMS. Una vez más, ganó la Gran Industria Alimentaria.

La película también señala cómo el gobierno de EE.UU. juega a ambos lados de la obesidad, exhortando por un lado a las personas a que coman bien, y promoviendo de otro lado la comida que las hace engordar, debido a la doble misión de la USDA de proteger la salud de la nación y proteger la salud de la industria agrícola nacional. De acuerdo con "Saciados", el movimiento de bajo contenido graso permite a la USDA maximizar esas lealtades divididas.

Con el fin de mantener el sabor de los alimentos bajos en grasa, el azúcar se convirtió en el sustituto de la maldad, la locura del bajo contenido graso tuvo de este modo otro efecto pernicioso. Toda la grasa no utilizada tuvo que ir a alguna parte, señala "Saciados", y terminó en las operaciones de elaboración de queso de la industria lechera.

A pesar de que la USDA recomienda dietas bajas en grasa, ésta trabajó con el grupo industrial de Gestión de Lácteos a fin de "quesificar" la dieta estadounidense. Trabajaron incluso con Pizza Hut, Taco Bell, Burger King, Wendy’s y Domino’s.

Quienes aparecen en "Saciados" son los expertos en alimentación Marion Nestle, Michael Pollan, Deborah Cohen (autora de "A Big Fat Crisis"), el ex Comisionado de Alimentos y Administración de Drogas, David Kessler, el ex presidente Bill Clinton, y el galardonado periodista Duff Wilson, quien destapó los conflictos de intereses de alto nivel en la industria de alimentos y bebidas.

Mientras que la película ofrece un exhaustivo análisis de la conexión entre el azúcar y la obesidad, no se ocupa de lo que muchos creen que es la razón aún más importante de la obesidad en EE.UU.: el uso por parte de la Gran Industria de la Carne de potenciadores de crecimiento como los antibióticos, las hormonas, la ractopamina, e incluso el arsénico.

Ciertamente tiene sentido que estos productos químicos y hormonas, en los enormes cuerpos del ganado sin ningún aumento en la cantidad de alimentos que consumen, podrían tener el mismo efecto en las personas que comen su carne.

Pero el papel de los antibióticos en la obesidad infantil ha sido examinado recientemente, especialmente por Martin Blaser del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York. El ochenta por ciento de los antibióticos de Estados Unidos van a la ganadería, y los residuos se encuentran regularmente en la carne de EE.UU.

Mientras que en EE.UU. el tema del azúcar y los refrescos tiene décadas de antigüedad, es recién a partir de 1997 que la Gran Industria Agropecuaria empezó a tratar la carne con la droga ractopamina, relacionada con el asma, lo que pasó desapercibido por los consumidores durante mucho tiempo, con el fin de producir un aumento de peso en los animales. Fue también en la década de 1990 que esa obesidad extrema y el incremento de las tasas de asma (a veces ligadas a las hormonas) surgieron en los niños.

La ractopamina, los antibióticos, las hormonas de la carne estradiol-17, zeranol, acetato de trembolona y el acetato de melengestrol y el arsénico (usado por los productores de aves de corral de Estados Unidos para el aumento de peso) se encuentran todos prohibidos en la mayor parte de la Unión Europea. Europa también tiene mucho más bajas tasas de obesidad que las presentadas bajo la complaciente industria de EE.UU., tal y como se sostiene en "Saciados".

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