(COMPARTIDO EN FACE por Ariel Rodríguez Bosio, el jueves, 02 de diciembre de 2010 a las 14:55)
Sobre la dieta vegana (La cual excluye todo tipo de carnes, lácteos, huevos y miel) dice la Asociación Americana de Nutrición que, bien llevada, “Es saludable para todas las etapas de la vida”. Debemos comprender que lo caprichoso, extremista e incluso peligroso es aferrarse al paradigma imperante y no conseguir asomarse siquiera por encima de los muros de las costumbres y puntos de vista. Vivimos en el extremo de la artificialidad y la inconciencia...
En el Reino del Revés: El paladar comanda la dieta. Despilfarramos los tesoros de la Naturaleza para satisfacer el deseo y escapar del miedo. En la carrera de producción y consumo consumimos también nuestra propia vida. En EEUU el tratamiento médico es la 3ª causa de muerte evitable. En Argentina, primer consumidor de carne del mundo (72 kg/hab/año) las muertes por enfermedades relacionadas directamente con la dieta a base de carne, tal cómo cáncer y enfermedades cardiovasculares son, por supuesto, también las que encabezan las estadísticas y tenemos una ley nacional que obliga a suplementar el harina con hierro, porque adiviná qué: la carne causa anemia. Suiza primer consumidor mundial de lácteos es también Nº 1 en enfermedades directamente relacionadas con la ingesta de los mismos, tal cómo cáncer de mama, diabetes y osteoporosis, porque, entre otros efectos, adiviná qué: la leche descalcifica. Nos acostumbramos a padecer numerosas enfermedades a lo largo de la vida, a tomar fármacos de la cuna a la tumba y que nos llegue la muerte a los 70. Nos acostumbramos también a la infelicidad y la injusticia, la destrucción ambiental y a que mueran de hambre dos personas por segundo. No es sorprendente, entonces, que nos resulte extremista e incomprensible la elección de la dieta vegana, estilo de vida frecuentemente motivado por sentimientos altruistas, ecologistas y de compasión. Pero veamos cómo es viable al tiempo que altamente deseable desde el punto de vista de la salud.
Si miramos con atención, las contradicciones y fisuras del sistema se ven por todos lados. Empecemos con el mito de las proteínas; éstas tienen sobretodo carácter estructural, formando los tejidos del cuerpo. El momento de mayor requerimiento proteico de nuestra vida es, por lo tanto, cuando somos bebés, ya que estamos formando nuestro cuerpo. El alimento exclusivo diseñado por la naturaleza para esa etapa es la leche materna. Resulta impactante y esclarecedor ver que el contenido de proteínas de la leche materna es 0,9% ¡Menos del uno por ciento! Somos primates, frugívor@s, tenemos el pulgar oponible justamente para trepar a los árboles, tomar y pelar la fruta, la cual contiene las exactas proporciones de nutrientes que necesitamos. Es un 80% agua al igual que nosotr@s y contiene alta proporción de fructosa, combustible de fácil absorción, (que no necesita de insulina para atravesar la membrana celular). Alta concentración de vitaminas, enzimas y minerales y una pequeña y adecuada cantidad de proteínas y grasas esenciales. También demuestra nuestra condición dietaria el largo de nuestros intestinos; l@s carnívor@s lo tienen de una y media a tres veces el largo del cuerpo, lo que le permite obtener beneficio y echar fuera rápidamente las toxinas de la putrefacción, en cambio nosotr@s lo tenemos 8 veces más largo! El exceso de proteínas es altamente acidificante y tóxico abriendo el terreno para toda clase de enfermedades cómo artrosis, gota y agota... la energía del organismo! Por eso incluso l@s animales carnívor@s, quienes tienen el ácido clorhídrico estomacal 2000% más concentrado que el nuestro, viven considerablemente menos que l@s no-carníoros. Además las proteínas no usadas para construir células deben ser quemadas cómo combustible, lo cual es altamente ineficiente ya que, deben ser convertidas a glucosa primero o bien antes de eso en grasa para ser almacenada y, en el momento de necesidad fisiológica de energía, ser entonces sí convertida en glucosa para ser metabolizada. La grasa saturada y cocida es un cancerígeno perfecto.
Somos la humanidad lactante ¿Será por eso tanta inmadurez? Nunca en la naturaleza tomamos lácteos toda la vida y mucho menos de otra especie. A los tres años de edad dejamos de producir lactasa, la enzima que digiere el azúcar mayoritario de la leche. Tomar leche careciendo de lactasa es sinónimo de que ese azúcar será fermentado por microorganismo de la flora de nuestros intestinos, desequilibrando su balance y volviéndose patógenos. Tal es el caso de la Cándida Albicans. Todo muerto por cáncer presenta, al momento de su autopsia, una colonización masiva por Cándida; ésta es la enfermedad, el cáncer la estrategia del cuerpo para intentar aislarla. Tod@s somos intolerantes a la lactosa, sólo que unos organismos felizmente son más sensibles que otros. La Caseína, la proteína mayoritaria de la leche, es usada en la industria cómo pegamento, por ejemplo para las etiquetas de las botellas. Ese pegamento es uno de los causantes del cáncer de colon. La leche de vaca tiene 1000% más caseína que la leche humana (además forma coágulos mucho más duros y difíciles de digerir.) y la vitamina B12 es sólo la quicuagésima parte (cincuenta veces menos) de la cantidad encontrada en la leche humana. La leche humana tiene dos parte de cálcio por cada parte de fósforo (esta es la proporción necesaria para la absorción del calcio en human@s); en la leche de vaca encontramos una proporción de 1,3 partes de calcio por cada parte de fósforo, el cuerpo debe completar la proporción descalcificando huesos y dientes. En China donde tradicionalmente nunca se consumieron lácteos, la osteoporosis, padecimiento muy raro, es llamada la enfermedad de la mujer rica (la única que podía consumir lácteos importados).
Deberíamos comprender que no sólo es ciencia la investigación, lo activo, racional, yang, el método hipotético-deductivo que conduce muchas veces a resultados falsos, sesgados por los puntos de vista (ad-hoc), sino también la observación pasiva de lo que empíricamente (en la práctica) funciona. Y lo que funciona desde siempre, aún antes que la mente humana estuviera ahí para intentar explicarlo, es la Naturaleza.
Veamos por un momento un archivo olvidado de la historia médica. En 1952, durante la presidencia de Perón, Ramón Carrillo, primer ministro de salud de Argentina, con el asesoramiento de la Asociación Naturista de Buenos Aires (Naturismo es sinónimo de vegetarianismo) implementó un plan de salud que constaba, entre otras cosas, de divulgar en radio y diarios los beneficios de comer sin carne (De esa época data el libro “1000 recetas sin carne” de Blanca Cotta, famosa cocinera argentina) y la necesidad de que en cada comida hubiera algo crudo. Esto último debido al conocimiento de los trabajos de Dr. Kouchakoff quien descubrió que todo alimento cocido causa un aumento repentino de los glóbulos blancos en sangre que es una respuesta común al ingreso de cualquier patógeno o agente extraño al organismo, lo que demuestra que este nunca se adaptó a la alimentación caprichosa. La carne cocida genera la respuesta más violenta evidenciando el estado de envenenamiento. Los alimentos que naturalmente nos apetecen crudos, debido a nuestra constitución biofísico-espiritual son las frutas y las verduras. El Plan Carrillo consistía también en dar dieta vegetariana en los hospitales. El resultado fue que en pocos meses cerraron clínicas y hospitales, entre ellos el Hospital Santojani, por falta de enfermos. A causa (más que a pesar) del abrumador éxito, el Dr. Carrillo fue defenestrado y perseguido debiendo exiliarse en el extranjero, el Plan fue erradicado y pronto olvidado y borrado de la historia. Con lo cual a pocos meses las cosas volvieron a la normalidad, es decir, los hospitales volvieron a verse colapsados, abarrotados de enfermos.
Animate a asomarte por encima de tus paradigmas y a experimentar! Viví más, viví mejor, comiendo frutas y vegetales! Sanar la contradicción espiritual que conlleva contradecir nuestra empatía natural por el viejo mito del “mal necesario” te devolverá mucha energía y felicidad!
Podés leer más en la sección Salud Natural en www.dragonecologista.com.ar
Abra-zoos y salud!
Inti Ari Sol Lunar
(Escrito para Revista Liberación Animal)
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